Estados Unidos sobrevive en la prórroga al infierno turco

Los americanos pudieron llevarse su primer gran susto

Estados Unidos volvió al ruedo tras su primer partido en el Mundial de China donde consiguieron la victoria, pero sin especial dominancia ni brillo. Su rival era ni más ni menos que una selección muy conocida por ellos en el pasado como Turquía, con los que se jugaron una de sus últimas medallas de oro en un mundial, precisamente en 2010 donde los turcos fueron anfitriones. Tuvieron que medirse en este segundo partido de su travesía por el Mundial con una selección con muchos nombres conocidos de la NBA, lo suficiente positivo como para imponer un reto mayor a lo que se habían encontrado anteriormente con la República Checa

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Volviendo a los fundamentos

Los chicos de Popovich no quisieron pasar tantos problemas como el inicio de su partido anterior frente a República Checa. Volvieron a los fundamentos que les permitieron ganar ese partido con holgura en la segunda mitad, tras un inicio un tanto dubitativo donde no mostraron su mejor nivel. Contra Turquía, una selección que se preveía muy dura para ellos, salieron a la pista con un plan de partido claro, con esa característica tan “europeizada” por parte del entrenador de los Spurs.

Partiendo de una buena rotación del balón, los Estados Unidos pudieron imponer su poder desde el primer momento, encontrando las mejores situaciones para anotar en zonas fáciles y sin defensores. Myles Turner se vio especialmente favorecido por está rotación del balón de los suyos. El pívot de los Pacers se encontró en posición es muy favorables en la zona frente a defensores menores o incluso solo en algunos momentos. Gracias a la concentración con la que saltaron a la pista, pudieron colocarse por delante con tranquilidad, sobrepasando los dobles dígitos y frente a una selección turca a la que no le salía nada.

La defensa de la selección estadounidense fue especialmente buena cerca del aro, imponiendo en todo momento una gran intimidación a todos los atacantes que se atrevían a acercarse al tablero. Todos los jugadores presentes en la pista ejercieron una gran labor en este aspecto. La defensa dio sus frutos, y pudieron forzar pérdidas de su rival para iniciar jugadas de contraataque que se traducían en puntos incluso más fáciles. 

Apretón turco

Los chicos de Ufuk Sarica no tardaron mucho en encontrar la réplica para el inicio de la selección americana. Esta se produjo de manos de Ersan Ilyasova, que se ha planteado como reto llevar a esta selección lo más lejos posible. El jugador de Milwaukee Bucks se tomó la justicia por su mano y encontró buenas ocasiones ofensivas a partir del bote o del posteo los defensores más pequeños.

Encontró un gran apoyo en Furkan Korkmaz jugador de Philadelphia 76ers, que estuvo especialmente acertado desde que salió en la segunda unidad. Uno de los jugadores revulsivos más importantes de esta selección que pudo recortar la diferencia a un solo dígito, que llegó a ser la más cercanas de tres puntos en el segundo cuarto. Estados Unidos empezó a encallarse en ataque, desaprovechando sus oportunidades con intentos individuales que no terminaron en buen puerto.

Popovich tuvo que pedir varios tiempos muertos y mostró su enfado con los jugadores. Posteriormente, la defensa en zona pasó a ser la principal protagonista del partido, ejercida por ambas selecciones para intentar frenar de alguna manera un ataque que se había vuelto un poco loco en el segundo cuarto del choque. Gracias a la calidad individual de los jugadores de Estados Unidos, la selección de Popovich pudo mantenerse por delante hasta el descanso, donde tuvieron que volver a repasar el plan de partido para intentar solucionar las cosas de la manera más sencilla posible. 

Primeras malas sensaciones

El partido se marchó al descanso con muy malas sensaciones para la selección de Estados Unidos. Turquía consiguió reducir la ventaja que había llegado a ser de 15 puntos a favor de los chicos de Gregg Popovich para marcharse con el beneficio de la duda al descanso. Turquía encontró la manera de reducir a una selección americana a la que el sistema no terminaba de funcionarle. 

Este Mundial de China está dejando muchas dudas de una selección estadounidense que no parece haber carburado todavía. Da la sensación de que otros equipos como Serbia, especialmente, que también han comenzado su andadura en este campeonato internacional con muy buen pie, podrían dar un susto para provocar una nueva pequeña crisis dentro de la federación norteamericana 

Una reacción de miedo

Tras haber firmado un buen final de primera mitad, Turquía pisó el acelerador y metió el miedo en el cuerpo a la selección de Estados Unidos. Todo empezó a encajar, la circulación de balón dejó a los americanos sin posibilidades de detener los tiros generados por sus rivales, que no tuvieron piedad a la hora de seguir añadiendo puntos a su marcador. Lograron el empate en el luminoso en numerosas ocasiones, respondiendo en cada momento al intento de supervivencia de un rival que optó por la calidad individual de sus jugadores ante un plan de partido que se había quedado obsoleto.

Las emociones y la energía de un partido trepidante, habían dejado a un lado la táctica y los esquemas preparados por los entrenadores de ambos conjuntos. Estados Unidos, con el talento de jugadores como Kemba Walker, Donovan Mitchell, Jayson Tatum o un Myles Turner especialmente inspirado, fueron sobreviviendo segundo a segundo, jugada a jugada, para evitar el desastre mundial.

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Por momentos, parecía que ese infierno turco se iba a hacer realidad, ya que el conjunto otomano llegó a tener la opción de ganar el partido durante el tiempo reglamentario. Sin embargo, una falta provocada a Jayson Tatum en el último triple de desesperación, generó tres tiros libres donde sólo dos fueron dentro para el jugador de los Boston Celtics. Prórroga forzada y mucho miedo para una selección estadounidense que empezaba a darse cuenta que este campeonato internacional no iba a ser un camino de rosas.

Una prórroga de infarto

El tiempo extra vaticinaba un partido muy emocionante, donde ambos equipos llegaban con opciones de llevarse el partido. Turquía llevó la voz cantante y sometió a los americanos en cada posesión. Las jugadas individuales seguían sin funcionar para Estados Unidos, a pesar de las estacadas de un Kemba Walker que se lo tomó muy a pecho y consiguió poner a los suyos por delante en más de una ocasión.

Sin embargo, el juego colectivo de los turcos terminó por darles la ventaja del partido a menos de un minuto para la finalización de la prórroga. Y entonces se produjo la peor pesadilla para el conjunto otomano. Tuvieron la oportunidad de colocarse por delante con mucha holgura en varias ocasiones, pero fallaron cuatro tiros libres consecutivos para terminar de cavar su propia tumba

Khris Middleton tomó la ventaja tras uno de esos tiros libres fallados para colarse hasta la zona y sacar dos tiros libres que terminaron dándoles la victoria. Partido muy sufrido por ambos equipos, que dejan claro de nuevo el estatus de una selección estadounidense que no ha venido con lo mejor posible a este campeonato mundial.